Después de realizar algunas pruebas y esquicios en el taller, en los que la idea del primer día fue creciendo rápidamente, después de buscar inspiración en varias películas y después de explorar diferentes locaciones posibles y charlar con algunos actores, finalmente dimos con gran parte de lo que estábamos buscando:
En este filme Godard asume como propia esta obra literaria del escritor italiano Alberto Moravia, y la carga de sensualidad y erotismo (tarea nada difícil si entre los actores a dirigir se encuentra Brigitte Bardot en su momento de mayor esplendor). El director, además, se encarga de homenajear a Fritz Lang –que en la película hace el papel de sí mismo- , gesto que constituye, por un lado, la aceptación en torno a las reflexiones que plantea el texto y, por otro, la proclamación, más allá de las afinidades estéticas entre él y el escritor italiano, de sus principios éticos con respecto al cine.
Empieza este ópera de celuloide con una secuencia teñida en rojo, en azul, con dos amantes en reposo, desnudos, diseccionando en palabras la belleza del cuerpo de la mujer perfecta mientras la cámara acaricia la piel de "Penélope", todo un merecido catálogo erótico. Amoroso.
Sin embargo sestea en el mismo lecho la inminente despedida, la incomprensión. ¿Consecuencia del más banal de los mal entendidos o de la fatalidad y el destino inexorable?.
El escritor de teatro Paul Javal (Michel Piccoli) y su sensual esposa Camille (Brigitte Bardot), se dan a conocer en esta primera escena (captura).
De izquierda a derecha: El genial Fritz Lang haciendo de si mismo,
el productor americano Jeremy Prokosch (Jack Palance: actor americano)
y el futuro guionista de la Odisea: Paul Javal (Michel Piccoli).
Tuvo un éxito crítico enorme en el año 1986 y fue considerada por muchos para ser la mejor del año. Desde entonces es considerada un clásico y ha lanzado a su director, David Lynch, al estrellato internacional.La película describe varias situaciones extrañas en las que se puede sentir un ambiente un poco perturbador, tal y como sucede en los distintos filmes de D. Lynch.
Dennis Hopper e Isabella Rossellini son Frank y
Dorothy Vallens.
La película muestra el dualismo existente en el mundo.
Por un lado, lo superficial de la vida lleno de aparentes buenas sensaciones;
y por el otro, la pura realidad , el lado oscuro que se esconde tras todo lo que a simple vista parece bello.
"A Streetcar Named Desire"(Un tranvía llamado deseo)
de Elia Kazan.
(1951)
En 1951, la película Un tranvía llamado Deseo, basada en la obra de Tennessee Williams (1947) y dirigida por Elia Kazan, ganó varios premios, entre ellos un Oscar en la categoría de Mejor Actriz, por la actuación de Vivien Leigh como Blanche. Considerada una de las obras más importantes de la literatura estadounidense, cuenta la historia de Blanche DuBois, una dama sureña con delirios de grandeza, refugiada en un mundo inventado, presumida, altanera y desequilibrada, y Stanley Kowalski, su rudo cuñado, miembro de la clase inmigrante proletaria, que en esos tiempos incrementaba su influencia y determinación en la sociedad estadounidense.
Marlon Brando y Vivien Leigh como Stanley y Blanche.
En esta escena Stanley, ebrio, llama desesperadamente a su esposa Stella, quien se refugia en casa de una vecina luego de haber sido golpeado por este. Es desconcertante ver como Stella reacciona ante semejante situación (ver fragmento)
Reconstruirnos según la mirada del otro y con el otro.
Con esta actividad cerramos un proceso de aprendizaje sumamente enriquecedor en lo que a mi concierne. Creo que vivimos en una sociedad muy atenta a la mirada del otro, sin pensar en que ese otro, valga la redundancia, es simplemente eso... otro; y no siempre nos damos la oportunidad de conocer en profundidad a esas personas de las cuales a veces construimos una mirada basada en nuestros propios ideales y experiencias, de allí nacen los prejuicios. Abordar este trabajo nos permitió romper con eso y conocer personas muy diferentes o, supongo en algunos casos, muy iguales. Personas simples y otras bastante complejas. Pero hay algo que nos unió entre esas diferencias y es que todos tuvimos algo que contar de cada uno lo cual nos permitió aprender ante dicha diversidad.
Creo que por mas corto que sea el tiempo que pasamos con una persona, siempre nos queda algo significante del otro, por mas mínimo que sea, y en base a eso nos reconstruimos constantemente. Poder conocer a otro implica primero conocernos a nosotros mismos y este es un camino que desde mi punto de vista no tiene fin.
En este ultimo encuentro con Rocio, decidí abandonar el blanco y negro para retratarla, ya que hay muchos detalles de iluminación que no se aprecian de igual forma que con colores. Por otro lado, mantuve el mismo estilo de retrato haciendo foco en su rostro y en la intención de su mirada.